Función de reproducción
En los órganos de reproducción ocurren una serie de procesos que terminan por convertir la flor en fruto, el cual contiene las semillas. Este proceso consta de cuatro fases:
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La semilla es el embrión en estado de vida latente. En el embrión se
distinguen las siguientes partes: la radícula o futura raíz; la plúmula,
que será el tallo; la gémula o yema terminal; y los cotiledones o primeras
hojas. Los embriones pueden tener uno, dos o varios cotiledones. Esta característica es muy importante para la clasificación de las plantas.
Además del embrión, que es la parte principal, en una semilla se distinguen otras dos partes: el tegumento, formado por dos capas que rodean a la
semilla, y la almendra, en cuyo interior se encuentra el embrión, rodeado
por unas sustancias nutritivas que forman el albumen.
Cuando han madurado el fruto y las semillas, estas resultan esparcidas más o menos lejos de la planta. Esta fase del proceso de reproducción se denomina diseminación. A partir de ese momento empieza la germinación, es decir, comienza a desarrollarse la semilla: los tegumentos se deshacen, la semilla se hincha y la radícula sale hundiéndose en la tierra; al mismo tiempo, se desarrolla la gémula y el tallito termina por salir al exterior. La germinación puede ser de dos tipos:
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